Las comunidades son el centro en las inversiones sociales

Las comunidades son el centro en las inversiones sociales

Las fundaciones comunitarias, como organizaciones que conocen sus territorios, promueven la filantropía comunitaria por medio de la movilización de recursos financieros y no financieros locales, incentivando la colaboración y fortaleciendo las capacidades de quienes integran esas comunidades para que las soluciones a los retos comunes sean sostenibles en el tiempo.

En el marco de la Cumbre Desarrollo liderado por las comunidades con perspectiva de género, organizado por The Hunger Project México, Tatiana Fraga Diez, directora de Comunalia; Nancy Lara, directora de Fondo Unido – United Way México; Carmina Galicia, jefa de Inversión Social de Fundación ADO; y Rodrigo Barraza, co-director para las Américas de Global Fund for Children participaron en el panel: Inversionistas y su visión sobre las estrategias de salida.

Rodrigo Barraza, propuso pensar las estrategias de salida desde el inicio de la relación o alianza con la comunidad, y desmarcarse del enfoque basado en la desconfianza, así como apostar por las inversiones multianuales, debido a que los procesos sociales llevan tiempo, no son lineales, y son procesos de aprendizaje.

Las dinámicas actuales en el sector buscan posicionar al inversionista social y al donante como actores que acompañan los procesos de desarrollo de la comunidad, para que con este impulso, sea la comunidad quien decida sobre su rumbo. Aquí la necesidad de quitar esa visión colonizadora y construir una verdadera horizontalidad con la participación activa de las comunidades donde se interviene, consideró Camina Galicia.

Por su parte, Tatiana Fraga Diez, detalló que la filantropía comunitaria parte de la idea de que toda comunidad tiene recursos y eso permite valorar los recursos no financieros, humanos, físicos, de conocimientos, culturales y sociales, de la misma forma en que se valoran los recursos no financieros.

“De pronto ponemos mucho valor en el recurso porque eso es lo que nos permite, en el sistema en el que vivimos, adelantarnos o tener resultados de manera más eficiente, pero la realidad es que muchas veces los recursos de nuestras propias comunidades tienen mucho más valor de lo que podemos invertir en efectivo, porque esos recursos están allí, se sostienen en el tiempo, y lo que hay que hacer con los recursos financiero es apalancar y fortalecer lo que ya existe”, explicó.

Dentro de los procesos de intervención comunitaria, es muy válido reconocer que se puede cambiar el rumbo porque los contextos y condiciones también cambian, la flexibilidad de innovar para asegurar el impacto social es fundamental para asegurar la sostenibilidad de los proyectos, sostuvo Nancy Lara, al reflexionar sobre los aprendizajes que las alianzas detonan.

En el cierre del análisis, las participantes coincidieron en lo indispensable que es conocer el territorio y reconocer el liderazgo de la comunidad para garantizar estrategias de salida adecuadas y que los cambios sean sostenibles en el futuro.